10 mar 2013

El Otro para el Otro

Publicado por Alberto


No sé qué hacer. Es la primera vez que me hallo en esta situación. Espero que sea la última. Nunca he sido el Otro de nadie. Tampoco he tenido una Otra jamás. Por eso, todo esta situación es aún más injusta si cabe. No lo merezco.

No sé tu nombre, chico, pero sé que eres el Otro. Quizá lo mejor para los dos es que no lo sepa, aunque supongo que el mío a ti no te es desconocido. Seguro que Ella te lo dijo, fuese cual fuese el momento en el que os conocisteis, qué sé yo cuándo. Qué sé yo dónde. Qué sé yo por qué. El caso es que para ti soy el Otro, soy el Otro para el Otro.

Aunque para mí seas una figura anónima, carente de rostro, sé de tu existencia. Qué más da cómo haya ocurrido. El caso es que sé que existes, que hay un Otro rodeado de tinieblas que también la envuelven a Ella. Que Ella ya no es sólo mía. Ni siquiera en parte.

Tranquilo, Ella no me ha dicho nada. No sospecha nada de lo que sé. O mejor dicho, de lo que finjo no saber. Nunca la he tratado mejor, nunca he sonreído más hacia ella que desde que sé que la perdí. No la reconquistaré, no volveré a asediarla durante meses hasta que caiga en mi poder. Sólo me retiraré solo alguna vez a llorar.

Pensarás que soy un pánfilo, un botarate, que no tengo sangre por haber decidido seguir aquí, a su lado, sabiendo lo que sé. Puede ser. ¿Estoy herido? No puedes hacerte una idea de hasta qué punto. ¿Y mi honor? Hace tiempo que desapareció. Se lo llevó Ella el mismo día que la tomé.

Y no obstante, aquí estoy, terco como un mulo, al pie del cañón. Es que, verás, no concibo mi vida sin Ella. Sí, no he sido yo quien ha consumado una traición. No he sido yo quien ha dinamitado lo que habíamos construido. No he sido yo, en fin, el malo de la película, el forajido de esta historia, sino la simple y única víctima de un robo a mano armada. Lo sé, pero el abismo que se abriría sería tan grande, tan aterrador, que prefiero ser un cobarde estafado y humillado por una actriz de poca monta antes que tener que enfrentarme a mi soledad de nuevo. No me atrevo a cruzar la catarata bajo la que me refugio para descubrir lo que se esconde al otro lado del constante devenir del agua. La corriente me separa y me protege de aquello que se oculta tras su manto. Las piernas se convierten en mantequilla solamente con que se me pase por la imaginación atreverme a despedazar lo que éramos, lo que a vista de todos, excepto para mí, seguimos siendo.

Pero, ¡qué te importará a ti todo esto, si tú eres el Otro, y yo, el Otro para el Otro!

-Texto: Alberto. (@AlbertoCdP)
-Imagen: Anais. (@Destroyer8)

2 comentarios:

  1. Ese 'Ella' con mayúscula me ha llegado al alma. Es tan personal e impersonal a la vez...

    ResponderEliminar
  2. Je. Me duele a tan alta escala que eso sólo quiere decir que lo has clavado, compañero.

    ResponderEliminar