¡No es culpa mía ser un erizo!
Publicado por pucelano13
Soy consciente de
que, entre aquellas verdes hojas, perdí algo más que tu mirada de madera y tu
sonrisa de marfil. Perdí, y no es poco, algo más que a ti. Me perdí a mí.
Porque, ¿cómo reconoce el poeta que su voz en verso no se ajusta con la métrica
de su vida? Hace mucho (créeme, mucho)
que el destino de mi vida lo marca el desatino de mis pasos y no los impulsos
de mi corazón. Si es que tengo de eso.
Porque, ¿cómo le
dices a tu musa “oye, cariño, tus besos no me dicen nada”? ¡Si seguro que el
problema era de mis besos y no de los tuyos! Que en el más cálido abrazo
descubrí que yo era muy frío. Intenté penetrar en tu alma (lo juro), regalarte
la mía. Te cedí mi “todo” en la nimiedad de un trozo de tela (¿o ya lo has
olvidado?) buscando una unión que no conseguí.
Que todo iba
bien hasta el “te quiero”. Que me da
miedo que me amen. ¿O no te diste cuenta? Sólo soy un erizo: te atraje hacia mí
con sencillez y dulzura… y saqué los pinchos cuando quisiste tocarme. Como hago
siempre. ¡Pero no es mi culpa ser un erizo!
A veces sueño… A veces sueño que ya no soy un erizo, que soy
un pavo real abriendo su cola al mundo, haciéndome ver, haciéndome notar;
orgulloso, altivo y altanero. ¡Pero sólo soy un erizo! No estoy hecho para
jardines reales, princesa. Soy marrón, chiquito, siempre a la defensiva. Mi
sitio está aquí, en el bosque, viviendo en la sombra… con los otros erizos. Quizá
sólo fuera un erizo con suerte. O, quizá, sólo fuera un erizo que arriesgó
mucho. Pero, ¿sabes?, no me arrepiento. Yó sólo podía avisarte de lo que era;
no cambiar mi naturaleza. ¡Y te avisé!
¡Pero no pienses
que te culpo a ti! Tú eras una princesa… y las princesas deben cuidar de sus
erizos. A fin de cuentas, el bosque también está dentro de sus dominios.
No puedo jurarte
que seré un pavo real. Pero sí puedo decirte que una vez fui piedra dura, seca,
resistente e insensible. Y, cuando era piedra, soñaba con al menos ser erizo.
Sé que no quieres amigos erizos. Pero me da igual: fuiste tú la primera
princesa que se atrevió a acariciarme los pinchos. Quizá sea erizo y no
elefante… pero yo tampoco olvido.
Me despido ya,
princesa. Ya has encontrado tu palacio, no precisas mi compañía. Tú misma lo
quieres así. Sin embargo, y antes de cederte un último pensamiento, te deseo
que encuentres a tu pavo real. Porque aparecerá, aunque antes de dar con él
toparás con más piedras y más erizos. Pero no me culpes por esto. Y no te
culpes a ti tampoco. Tú no elegiste ser una princesa. Yo no elegí ser un erizo.
Texto: Albi (@albivioleta)
Foto: Anais (@destroyer8)
Texto: Albi (@albivioleta)
Foto: Anais (@destroyer8)
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