4 mar 2013

Malas pesadillas

Publicado por Unknown


Había sido una jornada especialmente larga, o, al menos, eso me parecía a mi. Quizás solo era porque deseaba con demasiada vehemencia que llegase el final de esta y por eso se había alargado más que de costumbre. Sin embargo, ya había acabado y eso era lo que realmente importaba. 

Llegué a casa e introduje la lleva en el cerrojo para seguidamente girarla. 

-Ya he llegado, amor. -Dije nada más entrar.

Sin embargo, y para mi sorpresa, no había nadie. No me preocupé, sabía que muchas veces se retrasaba el tren y que, además, hoy había huelga, con lo cual no pasaban con la misma pulcritud que los días normales. Colgué el bolso y me dispuse a leer. 

En el plazo de media hora, oí como alguien introducía su llave y abría la puerta. Era él. Me levanté para recibirle, le pregunté por su visible enojo y me contestó que no le gustaba hacerme esperar, y más cuando le tocaba a él hacer la cena esa noche. 

Intenté disminuir su preocupación aludiendo a mi falta de apetito constante, pero no conseguí nada pues salió murmurado algo como: "Tú nunca tienes apetito. Te mueres lentamente delante mío, y además, quieres que eso me alegre."

Cenamos seguidamente mientras evitaba su mirada, sabía perfectamente que me era difícil comer mientras alguien me observaba, pero él solo lo hacía para picarme y conseguir sacarme esa sonrisa que le gustaba tanto. Lo hizo, me arrancó mi mayor sonrisa, me conocía demasiado bien. 

Ya a la hora de dormir, me cambié de ropa y me acosté. En seguida, se acostó al lado mía mientras se inclinaba para besarme, le rompí con un brusco "Buenas noches", me giré y acomode la manta alrededor mía. 

-Dulces sueños, pequeña. -me susurro al oído- Sueña con los ángeles. 
-Entonces, soñaré contigo- dejé caer en un susurro demasiado bajo. 

Y en efecto, algo parecido soñé aquella noche que me cambió la vida. 

En un terreno devastado yo estaba encadenada de manos y pies a un muro a mis espaldas. Entonces, aparecían varios ángeles que llegaban del cielo y aterrizaban frente mía. Sin embargo, cuando les miré el rostro, me inundé de un sentimiento que no se podría explicar con palabras, tan solo tenía una mala corazonada de que todo eso no podía acabar bien. 

De repente, y en fila iban a pareciendo desde el horizonte en orden creciente las personas que más quería, los ángeles me estaban mostrando un horroroso espectáculo, cada vez que se acercaba una de esas personales les atravesaban con una flecha. Me veía incapaz de seguir observando tal espectáculo, no podía soportar la mirada que me regalaban cada una de esas personas antes de saber su final, pero lo peor aún estaba por llegar, le toco a él. Grité con todas mis fuerzas que no se acercara, pero aun así, él lo iba hacer, no podía hacer nada para cambiar tal cosa, pero me di cuenta de que los ángeles no le apuntaban a él por lo que no recibió ningún disparo letal, me tranquilicé. 

Sin embargo, no debía de quedarme tan tranquila, lo peor le iba a tocar a él, los ángeles le cogieron tal que como a mi, le colgaron y le fueron poco a poco rompiendo cada extremidad de su cuerpo. 

Cada herida suya la sentía como mía.

Cada hueso roto era como si se estuviera rompiendo en mi cuerpo. 

Cuando terminaron, no tuvo otro mejor final, que la misma flecha que todas las demás personas había recibido. En ese momento, mi dolor era enorme, pero quizás eso no era lo mas impresionante, quizá me debí dar cuenta de que en ese momento las cadenas se soltaron y era libre, aun que era lo que menos me importaba en aquellos momentos. 

Todos habían muertos, todas las personas a las que mas quería, ¿qué razones tenía pasar seguir en pie? 

Como si tuviera algún poder sobre los hechos, delante mía se materializo una espada, como un autómata la cogí y sin pensamientos me atravesé el pecho con ella. 

Me desperté bruscamente entre sollozos y sudores en la cama, había sido un mal sueño, tan solo una pesadilla, pero para comprobarlo me giré para comprobar si él seguía al lado mía. Estaba allí, con su dulce cara de niño bueno que conseguía tranquilizarme. 

Le besé, dormido, le abracé y volví a conciliar el sueño.

Texto de @LlamameFriki
Imagen de @MelanyButler

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